La piedra de la locura

La piedra de la locura

miércoles, 23 de junio de 2010

De la falsedad de las personalidades

Y resulta que estamos todos condenados a representar un papel, una personalidad. Al histrionismo recurrimos porque quizá no somos tan distintos, porque el absurdo nos aborda.
Entonces el bachiller Nietzsche cruza la plaza de su pueblo lenta y solemnemente, sin agitarse siquiera por el diluvio que lo baña entero. Él sabe que el aire de hombre profundo y meditabundo, sólo se adquiere así, actuando en el gran teatro del mundo. Oscar Wilde lo acompaña, mide escrupulosamente sus atuendos, su cabello, utiliza un bastón que le confiere un grado de seriedad no enemistado con la vivacidad juvenil. Pero, claro, los hay también abiertamente enemistados con el mundo: Poe posa para los tiempos como un alfil dispuesto por el hado para expresar la conditio de miseria humana; Baudelaire, sin embargo, nos recrimina con la mirada, a sabiendas de que enfrente está un burgués, culpable -por herencia- de su desgracia; Rimbaud, por su parte, no nos evade, nos confronta.
Y no vale, pues, la pena enumerar más casos, éstos son suficientes para que, consciente de la lección de sus maestros, un anónimo escritor -¡y nadie piense que soy yo!- camine a veces entre los suyos como atormentado, revuelva su cabellera, rompa las normativas de etiqueta, mire al piso sin atender a nadie, y se enoje, o bien socarronamente se burle de la gente en sus narices con esa elegante daga del sarcasmo. Y ahora que la vida ya no le da para saberse rico en verdad, se afirma como tal. Viste ante la tribu con elegancia, cuida su apariencia, se preocupa. Compra artilugios snob y toma clases de esgrima. Tristemente, termina el día con su bitácora, concluyendo que el hombre carece de identidad y que lo único que hermana a las personas es el sinsentido y, por supuesto, un complejo sistema de símbolos que vuelve célebres a los intelectuales. Si algo le da el buen Dios a la gente por igual, o sea, sin reparar apenas en su dignidad, es el absurdo.

5 comentarios:

  1. "Y ahora que la vida ya no le da para saberse rico en verdad, se afirma como tal." Que Nietzscheano.

    Recuerdo que cierta ocasión me mencionaste que lo social tiene sentido, al menos desde lo social.

    Tu "barrera ontológica" (económica) es buena señal (si fueramos naturalistas), ya lo dijo el excelentísimo J.A.H.F., el intelectualismo es ante todo una ociosidad burguesa.

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  2. Camus decía que la única posibilidad de conocer a alguien hasta cierto punto solo es factible desde la posición nietzscheana del actor.

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  3. muy bueno, te has de referir al demonio supongo

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  4. A.M.dM. (A.R.M para los amigos...)24 de junio de 2010, 18:50

    Victor Juan!

    Es imposible contactar contigo... (incluso tu blog añora tu presencia!).
    Muy buen texto mi estimado, te has vuelto todo un vanguardista (al menos en espíritu, pues tu estilo sigue tan exquisito como antes...).

    Saludos!

    Repórtate conmigo...

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  5. Qué desesperanzador es exponer -y leer- el eminente antagonismo de ideas que rompe con la armonía de los filósofos en potencia.. me proyecto con lo anterior.

    Un lector y admirador
    Eugui

    P.D. Encomiéndame en tus oraciones para que pase mate

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